¿Pensar en qué?
Nadie había tenido la oportunidad de despedirse y el Martes por la mañana me enteré que jamás iba a volver. Se acabaron las carcajadas en Inglés y los planes macabros para la tortura de profesores detestables.
Todo se acabó abruptamente. No solo para mí, si no para todos.
Los que no lloraron, estaban en un perturbador silencio sin ganas de escuchar a clase ni de hacer absolutamente nada. ¿Que los profesores no entienden? Te fuiste ¡Te fuiste así por más, sin previo aviso ni advertencia!
Ahora no servía de nada lamentarse, porque eso no iba (ni va) a traerte de vuelta.
Sinceramente lo voy a extrañar, porque pese a todo está en un cuadro junto a todas las personas importantes en mi infancia que duró poco o casi nada.
Los viernes en mi casa, almorzando pescado frito y tomando helado como postre.
Con el jugo de naranja que te hacía cerrar los ojos por lo ácido y los vídeos de fantasmas que nos hacían mear de miedo.
Te puedes ir a donde quieras.
Pero ten por seguro que jamás vas a abandonar este lugar.
Te extrañaremos Pablo.
Te extrañaremos mucho.
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