Solo para encender la luz de tu risa
atraparía el susurro abandonado del viento
guardaría en el pecho la espina del olvido
Arrancar el beso de la amargura
en lo que dura el dolor dormido de un abrazo
y en el agua tersa de una palabra
detener la sangre
Solo para asfixiar pesadillas con las manos
dejaría que me consumiera el verso nocturno
cerrando los ojos entre la dulzura y la agonía
con la belleza y la tristeza de tu mano sobre la mía
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