Se fue Junio para la suerte de todos. No sé que tienen los fines de mes que siempre traen tranquilidad, debe de ser porque los consideramos como un final definitivo, pero pocas veces nos ponemos a pensar que son solo com
ienzos. Julio llegó con pensamientos oscuros, dobles sentidos y un estilo de vida frívolo y divertido al mismo tiempo.
Mi sentido del humor se ha afinado de una manera tan extraña que ha terminado por agradarme, igual que mi capacidad por crear frases tan ciertas como fregadas, tan irónicas como absurdas. No sé, son cosas que llegan cuando te das cuenta que ya estás en la mitad de año y parece que todo hubiera comenzado hace unos días. Sí pues, yo aún pienso que Sarah se fue de mi casa ayer después de haberse amanecido a mi lado (literalmente amanecido, esa vez dormí a las seis de la mañana) con botellas de licor mediocre y grabaciones donde insultábamos a gente que ya no es importante.
Me pregunto dónde estará ella, en qué estará pensando y si sentirá esta oleada de pensamientos oscuros y granates que no se quieren ir por nada del mundo. Alguien una vez dijo que todos los escritores, poetas, músicos... que se yo, gente de arte, analizan lo que nadie analiza y se dan cuenta de cosas que los demás no. Los detalles que encuentran, son lo que logran formarlos como personas tan sensibles. Pueden estar en la euforia total, en la depresión fatal o en una deliciosa lascivia que los hace manifestar su arte de cualquier manera.
A menos que tengan, claro, un par de pies fríos que calentar por las noches. Suerte de aquellos... mi envidia más sana para las personas que no tienen ese inútil "vacío adolescente" que muchas veces nos hace sentir tan solitarios.
Para eso está el dulce colegio que nos tira un balde de agua helada para que nos de una hipotermia espiritual hasta que nos demos cuenta que no debemos de quejarnos de quién somos. Esa clase de cosas se ven aquí y ahora, lo digo porque soy la que convive en un colegio cristiano con docenas de personas que desearían ser alguien más hasta que se dan cuenta que "esa no es la cosa". Ya sea porque la vida se los demuestra o porque entro yo al rescate con mis "reflexioneos" y mis malas palabras. No lo hago para parecer la Confucio de algún lado, lo hago porque desde siempre he tenido esas ganas de ayudar incondicionalmente a alguien. (Nota: Eso no me hace la persona más bondadosa del mundo, para aquellos que estén pensando "Ahora Réquiem se la quiere pasar de monja" pueden ir a tirarse de un puente. Gracias)
La juventud se encuentra en una crisis, está padeciendo de una infección penosísima en donde nadie sabe lo que quiere, hacia donde va, con quién estar. La gente comienza a dudar entre mantenerse vírgen o tener sexo con quien sea, entre pisar tierra y darse cuenta en el país en el que viven o comenzar a soñar con Estados Unidos como si fuera algo más que otra nación llena de seres humanos que se volvió una potencia importante y tiene al mundo enfermo con Mc Donald's.
Junio me ha recargado de reflexiones, de entusiasmo, de ganas de cambiar las cosas y si las cosas se ponen tercas y caprichosas... como diría un amigo mío: "Se dice como es. Que se jodan".
Yo sigo acá con mis pensamientos oscuros de Julio, mis cuadernos repletos de ideas, mi violín que no se cansa y mis manos heladas por un invierno limeño tan rico como el té que me tomé hace unas horas en una cafetería miraflorina.
Acá comienza Julio.
Les deseo suerte a todos, mucho entusiasmo, mucho optimisto, se los digo yo que desde que nací he sido una persona potencialmente siniestra en todo sentido.
Anda... sonríe.
Nada jode para siempre.
Req.