domingo, 20 de mayo de 2012

Anfótera

Durante la última semana mi nivel de litio ha tenido una montaña rusa de ida y vuelta que incluye The Smiths a todo volumen, cocaína encima del volante y hojas esparcidas por todos lados. Lo que mi antigua psiquiatra llamaba una aparente bipolaridad, ha despertado de entre los muertos y ha regresado a degollar con fuerza los troncos de mi tranquilidad.
Pero últimamente he pensando en abandonar los términos clínicos. Así como ya ha pasado antes, esta sensación de echarme a reír y luego llorar mientras golpeo almohadas y destruyo hojas se irá cuando ya no quede más que destruir dentro mío. Pasa todo el tiempo y es más simple de lo que ya parece al escribirlo en una oración que una amiga llamaría "tu desesperado intento por llamar la atención de las personas". 
Sigo buscando en mis pensamientos el carajo que me importó su comentario .
El día viernes fui a ver REC 3, la película española de zombies, después de clases de la universidad con un par de amigos. Recuerdo que pasé una hora y media riendo y saltando de sorpresa; después de una semana de Niebla y de pasos vacíos por Silent Hill, aquella salida al cine me ayudó a estar feliz y reír, reír mucho. 
Terminamos sentados en una mesa apartada del KFC a la vuelta de mi casa, charlando sobre los viejos tiempos de nuestro colegio cristiano de mentalidad cerrada, dimos una vuelta por nuestros nuevos amigos que ya no pertenecen al conjunto de color sólido que son los heterosexuales, giramos en la esquina que habla de las niñas de actitudes puramente lupinas y al final cada uno tomó su camino de vuelta a casa. 
Mi noche se hizo añicos cuando toqué un tema espinoso, trillado y el único que puede traer abajo el infinito de la felicidad mientras hablaba con un amigo. Mi viernes terminó tan lleno de flores muertas como mi semana anterior, pero una salida al cine -al cual no iba desde marzo- le dio un poco de luz a las cosas. 
En todo caso anoche mi papá se detuvo a degollar mi tranquilidad con sus charlas autoritarias sobre lo mal que estoy haciendo las cosas. Más que tristeza por las pocas veces que me expresa algo es cuando me grita y me paga los estudios, lo que sentí fue rabia porque no pude responder como pensaba ni como siempre he debido contestar. Me retiré a mi habitación, dejé a la mitad la película de Harvey Milk y estuve horas desahogando cóleras, frustraciones y tristezas asfixiantes. 
Hoy tengo ensayo de violín, es el cumpleaños de mi querido profesor E y tengo que ir a buscarle un regalo. He despertado tres horas más tarde de lo común y sospecho que la única cosa que me puede dar lo que se conoce como resaca, es el llanto. He tenido sueños extraños de nuevo. 
Y estoy volviendo a escuchar voces cuando cierro los ojos. 


Req. 

PD: Cerré mi cuenta en Facebook. No pude más con aquella sanguijuela. 

1 comentario:

Reinhardt Langerhans dijo...

Entonces, a mantenernos actualizados con el otro por este medio, Réquiem.

Un saludo al honorable profesor E. Dile que tiene un fan en México, jeje n.n

Un cálido abrazo y estamos escribiendo por estos lares blogueros.

Saludos [en el supuesto día del terremoto mundial... para variar, jajaja, las cojonudeces del mundo (B) ¡Salud!]