Con la belleza suave como el susurro por la mejilla
se pudre mi espíritu en la tierra que nunca cubrió mi cuerpo
como las flores que nadie dejó sobre mi cadáver
y las lágrimas de sombra que nunca lloraron mi partida
Con los pasos ensangrentados que arrastran las historias
enferma está mi alma, más partida que solitaria
como el polvo que se devora a las risas
y la muerte radiante, que me abrazó desde el primer día
Con la magia negra de las mariposas que cojean
me marchito como los jarrones de flores vivas y de mentiras
como la mueca de amargura que duerme bajo la almohada
y la soledad que me acompaña, siempre tan ausente,
siempre tan amada.
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