Cuando hablé de realidades asfixiantes me refería a la manera más cruda, sincera y honesta de decir que de verdad la realidad me golpee como un ladrillo mugriento repasado por agua de construcción.
Clínicamente paranoide, debí de suponer que mi imaginación iba a hacerme una jugarreta en cualquier momento.
Desde el sábado estaba yo pensando que algo pasaría esta semana. ¿Qué les dije?
Iré con mis películas de Shyamalan a encerrarme en mi cueva hasta que llegue el fin del mundo.
Necesito mi violín.
Y hoy, comienzo a pintar el lienzo que representa los tristes inicios de los tristes finales.
Estoy mal.
Necesito mi violín.
Y hoy, comienzo a pintar el lienzo que representa los tristes inicios de los tristes finales.
Estoy mal.
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