se quedaba a esperar a quien nunca llegaría
Alguien negaba el amor esa noche
bajo el peso amargo de una mirada desviada
y una mano solitaria,
barría las lagrimas por la mañana El fantasma hambriento de tu recuerdo
Se arrastraba por los pliegues de una sábana
Y en el hálito indiferente de la luna
Buscaba donde acurrucarse
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