martes, 16 de noviembre de 2010

Nácar

Entre rosales espinosos, tácitos
caminaba la nívea
como fantasma, como una ajena
¿Reclamaría yo, alguna vez,
un beso ponzoñoso de tu boca salvaje?

Nívea silvestre, de pechos perlados
ojos de demencia, caninos afilados
¿Merezco yo, una caricia,
una noche suicida? Fundiéndome contigo
en un lecho corrompido

Perla ¡Aléjate! Más no te hagas niebla
no me plantes tus lagunas grises
¡Sonríes, tan cínica! Tan tierna...
tan cercana a la muerte

1 comentario:

Aysen dijo...

Hola! De casualidad encontré tu blog, y me he quedado prendado (creo que esa canción es hipnótica...). Como sea, maravilloso Nácar, me gustó bastante.

Saludos.