Y pues la hija mayor de aquella familia bicultural comenzó a vivir la vida loca de los adolescentes de su época, vivir las fiestas y pasar tiempo con los amigos. Pero sobretodo, vivir del amor de una pareja a su nivel y perseguir su sueño de aprovechar su belleza para poder vivir.
Muchos buscaban jóvenes bellas para comerciales y pasarelas, aquello podía funcionar.
Pero no era tan fácil. Eso fue evidente cuando los años pasaron. Los chicos cambiaban con frecuencia, habían corazones rotos, lágrimas, risas y trampas.
Se enamoró varias veces, pero la verdad era que en todas las relaciones sentía lo mismo. En todas lloraba, reía, hablaba por teléfono y veía televisión.
Angelique supo que su belleza no le era suficiente y que todos sus problemas sentimentales se debían a ingenuidad o masoquismo. Sabiendo el fin de las situaciones uno puede continuar torturándose toda la vida.
La joven de madre francesa y padre árabe se dio cuenta que las oportunidades cambiaban. Un día conoció al amor de su vida y al día siguiente se dio cuenta que hay 9 chicos más fascinantes que el idiota que iba a su lado...
Qué frustrante.
Pues Angelique tuvo que desperdiciar su adolescencia en relaciones inútiles y sueños que no se cumplían para llegar finalmente a una conclusión: No sabía lo que quería. Y más allá, estaba la idea que NECECITABA estar con alguien al costado.
Dependencia, sobre todo.
Puede seguir desperdiciando su tiempo en aquello, puede poner los pies en tierra y darse cuenta que el mundo en donde vive la belleza no te regala dinero y si lo hace, pues sabemos como termina todo, puede rehacer su vida dejando atrás ese infantil pasado de niña consentida.
No lo se.
Por ahí siempre hay niñas consentidas como Angelique.
No hay comentarios:
Publicar un comentario