El fin de semana se pasó rápido. Igual que las vacaciones y los cientos de fines de semana que he tenido en mi vida. Mañana es lunes, igual que los cientos de lunes que he pasado en toda mi vida.
Y el sentimiento también sigue siendo el mismo.
No me quiero ir de mi casa. Quiero alejarme de la escuela, porque suele ser un lugar venenoso cuando recién comienzas, gente que te quiere, que te odia, que habla mal de ti pero que también puede ayudarte.
¿Eso a quién carajo le importará? Uno se vuelve fuerte con el tiempo, deja de darle de importancia a los desastres que ocurren cuando vas al colegio y al final vives esperando a que otro llegue, solo para volverte más fuerte.
Lo que no mata, fortalece. (Sí, que consuelo)
No solo el colegio ha cambiado nuestro horario y lo ha convertido en una gran mierda. No, además de eso nos han quitado el cronograma de pruebas que por primera vez teníamos y ahora todo será sorpresa como siempre.
Cursos que odio, cursos que me agradan, profesores que quiero mucho y que quiero matar también.
Si quieres sangre (if you want blood ♫) entra a una clase de matemática o química en nuestro colegios y la encontraras por todos lados, en las paredes, en las carpetas, en las pizarras y en las pruebas.
Hago todo lo posible para que la escuela no sea un infierno.
Me pregunto que esfuerzo hace la escuela para no transformarse en uno.
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