a primera lágrima cayó a las nueve, y la última fue absorbida por la almohada a la media noche, o por lo menos esa hora fue para mi.
Ayer fue uno de esos días donde pones música lenta y sin voces para sentirte peor de lo que ya estas.
Eso hice, me dormí escuchando La Lista de Schindler, ignorando que mi almohada estaba demasiado húmeda como para conciliar el sueño, es una de esas noches donde lloro, sin contenerme, sin limpiarme la cara y hundiendo el rostro entre las almohadas, pues no me dejan llorar en casa... luego tengo que pasar toda la noche explicando la melancolía que me invade desde hace años.
¿Porqué me comencé a sentir mal?
No hay una razón exacta, solo fue una de esas noches donde todas las amarguras, penas y dolores acumulados se dejan ir. Hoy por la mañana todos preguntaban ¿Porqué tiene los ojos tan rojos? ¿Y esa triste expresión? Pero no respondí... no tengo porque responder. Lo peor de todo es que después de esas noches de desahogo la pena no se va, y dura mucho... hasta mi cicatrización completa.
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