domingo, 24 de julio de 2011

Decaer

Me fui a leer a mi habitación por unas horas con la intención de desintoxicarme. Me hace mal estar en este lado de la pantalla, la luz blanca, el teclado, el sonido, las letras que se deshacen debajo de mi dedos porque no puedo parar  cuando escribo. 
La soledad, es la madre de todas las demencias, de  todos los cánceres internos. Sentada en mi cama, con dos calcetines en cada pie y los martillazos de los vecinos, yo leía "Carrie" de Stephen King. Lo comencé ayer y ya voy como en la mitad, me alegra, me alegra mucho tener algo que hacer. 
Papá duerme desde hace unas horas, mamá ha salido, la televisión está prendida pero nadie la ve, yo escucho el Opus 17 de Dustin O Halloran y la vida transcurre lenta, triste, penosa y tengo mucho miedo, pero no estoy segura de qué.
Haber esperado tanto tiempo para las vacaciones y ahora siento que tendré que luchar por sobrevivir, por no volverme loca ni buscar distracciones que envenenan mi mente y mi alma. Como ya he dicho, la soledad es la madre de todas las demencias, no hay tareas, tengo mucho frío, no deseo hablar con nadie, pero me hace falta el diálogo, la cruda sinceridad que antes me caracterizaba y ahora no sé qué estoy haciendo.
Me siento profundamente triste, pero más que la pena en sí, siento una soledad que me traga, con colmillos bañados en sangre, con hambre, con una garganta en donde entran cuerpos enteros que son digeridos sin ningún problema. Solo me acompañan mis libros, mi violín Vladimir con Horacio, su hermano durmiente, mi piano Ludwig, mis peluches de rostros implacables, el atril inmóvil en la sala.
Le doy vida a los objetos para disminuir esa pena que tengo. Le temo de nuevo a la oscuridad, al teléfono, a la ventana, a las luces amarillas de la calle que ya no miro, siento que está lloviendo afuera, tengo los pies helados de nuevo y quiero comer, pero no tengo hambre. 
Me he abandonado al silencio. 
Ayer fui a comprar libros y siento que necesito más. Con todo lo que ya tengo, tengo qué leer hasta fin de año. No aguantaré mucho en este sitio, a lo mejor me retiro en unos minutos a seguir leyendo y así pasaré mis vacaciones, escondida.
Detesto mucho que me mientan.
Pero más detestable encuentro mi ingenuidad para creerle a las personas. 




Siempre suya,
Req. 


1 comentario:

Anónimo dijo...

"oh soledad patria mia"... voy a estar rondando tu blog...