sábado, 9 de julio de 2011

Los Demás

Es inútil que consideremos que todos en este mundo son inteligentes o piensan igual que nosotros. No es por nada, ni por llenarlos de vanagloria o subirles astronómicamente el autoestima, pero estoy segura que el 80% de las personas que vienen a esta sitio, leen, escuchan buena música, son poco (o nada) superficiales y se han sentido raros alguna vez. Ese otro 20% es probable que sean mis familiares curiosos, mis enemigos públicos y privados y gente de Arabia Saudita que cae acá por casualidad. 
No puedo esperar, ni yo ni ustedes, que todos seamos iguales. Es más, les cuento una cosa, me parece doloroso  levantarnos e ir a una fiesta pensando que vamos a conocer a nuestra media manzana (naranja, uva, kiwi...) en medio de música, luces y descontrol. Es probable, lo sé, pero la cifra es mínima.
En especial si eres de las personas que leen en silencio, odian a Justin Bieber y prefieres sentarte a tocar algún instrumento o hacer alguna actividad artística a estar comprando ropa o hablando de la vida ajena. 
No todos los adolescentes son así de paradisíacos. La mayoría, como deben de haberse dado cuenta, escucha música que es técnicamente basura auditiva y se dedican a perfeccionar sus apariencias cuatro horas al día, el detalle más importante: Les llega todo lo relacionado al arte porque lo consideran 'aburrido'. 
Lo digo porque lo he escuchado, vivido, aún lo vivo todos los días, después de tantos años me he dado cuenta que no vale la pena más estar esperando a amistades  tan utópicas todo el tiempo.
Aunque tengo muchos amigos músicos, pintores, alguno que otro poeta o escritor e incluso actores/actrices en serio, siempre he tenido el anhelo de conocer a muchos más, lo cual, ahora que lo pienso, es una señal de impaciencia. 
Está mal creer que voy a ir a estudiar un idioma X y voy a conocer a mucha gente artística dentro, no señor, es probable que salga renegando, quejándome de lo superficial y con problemas que solo traerían largas charlas de sociología con mis padres.
Lo que les quiero decir es que no vivan pendientes de una cajita de sorpresas que no se abrirá en mucho. Tengan paciencia con esos idiotas, es decir, esos adolescentes carentes de emoción y ahogados en narcisismo e ignorancia, tengan mucha paciencia porque en fin, algún día van a crecer.
Nadie tiene la culpa de haber nacido mentalmente hace más dieciséis años. 
Les deseo lo mejor, a ustedes y a mi, quizás algún día, podremos juntarnos  todos los raros a hablar hasta la eternidad. 
Algún día... 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

(*Quiero un periquito)
No creo que el hecho de crecer los haga madurar. Algunos ya quedan así de por vida. Pobres...

Reinhardt Langerhans dijo...

Caracoles, ¿que todos seamos gente de bien, no superficial, co alguna afición al arte y gustosa a la lectura?
Madre mía, el día en que pase eso creo que todos nos volveríamos normales y no tendría nada de especial ser un bicho raro (pues todos lo seríamos)

"En realidad me gusta estar rodeado de obscuridad, así la luz no cega... más bien, ilumina"

Saludos y buena vibra :)