Cada año las Fiestas Patrias van perdiendo sentido poco a poco. No sé si sea porque, así como todas las festividades lo hacen, el materialismo, la decoración hipócrita y los comentarios negativos llegan a arrasar el verdadero significado de lo que es el día de la Independencia o porque cada año, menos personas piensan en su país. Quizás sea muy tarde para expresar la lástima que me dan mis compatriotas que traicionan a su tierra, diciendo que hubiera sido mejor nacer en cualquier otro sitio, pero no pierdo nada diciendo que su existencia me da pena.
Ya nadie se acuerda del Perú como lo que realmente es: Un país hermoso, la tierra que nos dio a luz. Todos se acuerdan del Perú cuando metemos goles, cuando Magaly Solier sale en el Oscar y estamos felices porque alguien se acordó que existimos, cuando vemos el comercial de Marca Perú y decimos qué bien, qué hermosos que somos todos...
Pero ya nadie se acuerda que nuestro país es único, incluso cuando no es 28 de Julio. Todos esperan a este mes para cantar el himno nacional, para decirles a sus hijos que la historia del himno nació de los flamencos, que nuestro presidente es Ollanta Humala y que vamos a llegar al Mundial.
¿Por qué? Yo ya no entiendo. Ya qué importa que yo esté orgullosa de mi país, que sienta una felicidad enorme, un orgullo descomunal si algunos hermanos peruanos sufren una opresión detestable, qué interesa que use mi escarapela si algunos compañeros de colegio prefieren haber nacido en Estados Unidos. Qué importa que yo les responda que merecen la muerte por ese estúpido comentario, si en realidad, ya es muy tarde para cambiar su enferma mentalidad.
Me siento feliz, porque es 28 de Julio y porque todo el día han sonado valses, porque ha salido el sol después de mucho y siento que este Jueves sabe a Perú, si he tomado cerveza y almorzado ceviche... pero también me siento triste. Tengo miedo que en unos años la gente se olvide del verdadero sentido de Fiestas Patrias, que crean que cantar el himno es aburrido, que le falten el respeto a los soldados, a los símbolos patrios...
Yo solo quisiera que por un día, solo por un día en el año, podamos ser todos hermanos y amar a nuestra tierra, quisiera que todos pudieran ver lo hermoso que es el Perú, su comida, la risa de su gente, lo curioso de sus animales, los paisajes que quitan el aliento... quisiera que se cicatrizaran las heridas que tiene nuestro país por el paso de los fríos años.
Perú no es Gastón Acurio, tampoco Machu Pichu, ni las combis, ni los piscos embotellados, Chacalón, Miguel Grau o Juan Diego Flores.
El Perú somos todos nosotros.
Y ya es momento que nos demos cuenta, de la responsabilidad que tenemos de amar a nuestra Madre Patria.
Felices Fiestas Patrias
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