"He comenzado a extrañarte, poeta. He comenzado a extrañar tus labios de plata, aunque jamás los probé como los amantes lo sueñan. También comienzo a extrañar tus manos heladas, aunque si sé que son frías es porque lo imagino, porque le temo a tu piel de ángel y le tengo miedo a tu recuerdo.
He comenzado a extrañarte, poeta, desde que me doy cuenta que la soledad acecha. ¿Me creerías si te digo que está por abrazarme? Me busca por las noches, esa mujer tan frívola, y me llama, me pregunta si la necesito. ¿Me creerías, poeta, si te digo que le respondo que te estoy esperando?
Te extraño, poeta, tu mirar profundo que se pierde en lo negro del asfalto, en los autos que pasan rápidos por el atardecer y el naranja del cielo es muy triste, pero te encanta. Cuando quieres sonreír y te fuerzas a seguir serio porque te acuerdas que has sufrido como pocos, como yo, y la sonrisa es un lujo en días como los que nos ha tocado vivir. Extraño también tu voz que casi no se escucha, tus palabras que casi nunca comprendo, que tienes mucho para decir, poeta, versos que me encantaría escuchar.
Y te los guardas, porque la poesía es algo que abrazas y besas y amas y yo me pregunto muchas veces, porqué no puedo ser tu poema aunque sea por un día.
Extraño nuestras conversaciones de tarde, poeta, esas que no tienen sentido ni tampoco un fin, que son como historias de abuelas y cuentan episodios de nuestras largas vidas, lo triste se apagaba con una broma mía y todo parecía tranquilo, como el mar que nunca observamos juntos y el cielo que compartimos, pero no lo tomamos en cuenta.
Me faltan fuerzas, poeta, para mandarte una carta sincera, y aprender a hablarte sin indirectas. Soñé hace mucho tiempo con un beso tuyo en la mejilla, y si los sueños pueden ser el futuro, llegué a pensar que solo tú sanarías la herida de pena que me sangra y me detiene.
Te he querido mucho, poeta, pero niego a decir que quizás te amo. Porque amar es un verbo que acapara mucho para tener cuatro letras, el amar nos ha golpeado muy fuerte y quizás seguimos caídos... pero creemos que estamos caminando. Los amores ingratos que nos dejaron más viejos, pero más sabios, que nos quitaron una gota dulce y la reemplazaron con aguanieve. A veces creo que se nos ha prohibido amar, que nos hemos olvidado de los diccionarios y los abrazos.
Y sin embargo, poeta, te extraño casi todo el tiempo, pero me olvido de recordarlo.
Quisiera saber en qué piensas, con tus ojos de océano, de pasado y tu rostro que ha vivido mucho, quizás demasiado, con tus versos que palpitan en tu corazón rojo, joven, rebosante.
Quisiera que me acompañaras a andar sin direcciones, sin arrastrar los pies y sin lamentar la sorpresa.
He comenzado a extrañarte, poeta, quizá porque allá contigo, se ha ido un pedazo de mi esperanza"