Me podría quedar recordar esa ardiente sensación en los ojos. Al temor a crecer o a mantenerme siempre infantil. Saber que van a haber musicales que nunca dejarán de hacerme llorar, música que llena el alma.
La música de la noche.
De alguna manera, deberías de sentirte importante. Hoy en la mañana me puse a pensar un poco en ello y he esperado hasta esta hora para que como todos los días... me ataque la melancolía, me posea, me consuma, juegue conmigo y me tire a un lado hasta que mañana despierte mejor.
Definitivamente da igual todas las sensaciones.
Si se me estremece la piel al mínimo tacto.
Si estaba lagrimeando esa vez y nunca te diste cuenta.
Si te deseo lo mejor o lo peor, si desapareces o me persigues.
No importa si te vas conmigo, con un hombre, con una mujer o con nadie.
Siempre le vas a pertenecer a ella.
No te gusta "el posesivo" y eso no me importa ya.
Siempre habrá ese imán invisible que te atrae a sus orillas.
Que te haga sentir remordimiento, culpabilidad, felicidad y ganas de reír o de llorar sin importar lo que les rodea.
Yo ya me perdí.
Ya pisé mi tierra, mi suelo. Ya me atrajo el centro de la tierra y me quedé tendida, carente de una posición dramática.
Pero prefiero quedarme aquí a que me levantes de nuevo.
Porque cada vez que me empujas de nuevo duele más que la vez anterior.
Deja de matarme.
Y eso no es suficiente. No es necesario repetir absolutamente nada.
Esto sobretodo, es absurdo. Es ridículo, pero de eso me he valido en estos años... de cosas absurdas.
Disfrutaré la música de la noche...
Y la última intoxicación de tu ausencia...
Que me asfixia y alimenta
Quedándome entre un intermedio de inmortalidad.
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