miércoles, 3 de marzo de 2010

Diagnóstico Perdido

Ayer regresé a casa y dormí exactamente unas dos horas, pero las horas más profundas de toda la semana, además de una de las noches en donde mis pesadillas se detuvieron. Hoy regresé a casa y dormí hasta hace unos 5 minutos, otras horas profundas. Era mi sensación de querer apegarme a las almohadas, a no despertar, a sentir un arranque, algo horrendo cuando despertaba y me encontraba con mi habitación, con las luces apagadas y esa sensación de adormecimiento y ojos nublados. Cosas que la gente que tiene el sueño pesado suele sentir.
Pero ahora es distinto.
Mis dolores aumentan. Por la mañana subí hasta el segundo piso en el colegio y al llegar al salón un dolor de cabeza casi me mata, como un golpe en el cráneo, una cosa muy desagradable. Al mediodía me encontraba riendo en el patio cuando en medio de mi carcajada un dolor en el abdomen, una hincada como alfiler puro me hizo parar de reír para quejarme. Ayer pasó lo mismo, en las últimas semanas, ha estado pasando lo mismo.
Es en momentos como éstos donde suelo pensar si sufro de alguna enfermedad y no me estoy dando cuenta, si mi organismo está a punto de colapsar uno de éstos días y no es cosa de clima o de edad...
Que uno de éstos días, mis mareos llegarán a derrumbarme.
Y todas las pastillas que tomo ya no me ayudarán.
Entonces ¿Qué es lo que haré? ¿Diré que mi enfermedad mental ha alcanzado a consumirme de forma física? ¿Que todo es una paranoia, una psicosis quizás y solamente exagero porque soy un ser siniestro y que se siente vacío demasiadas veces?
No sé que es lo que tengo. No estoy segura si es algo maligno, algo terminal, algo que no existe.
Discúlpenme si les estoy haciendo pasar un mal rato, si ésta entrada les asustó, si de verdad ahora comienzan a pensar (alejándose de las bromas) que de verdad mis problemas mentales van a matarme.
Perdonen.
Porque mi intención, nunca ha sido herir a nadie.

No hay comentarios: