lunes, 15 de marzo de 2010

Brea

El Príncipe Lunar llegó a mi habitación con la sonrisa tímida de siempre y el cabello ligeramente desordenado. Nos sentamos al borde de mi cama de sábanas azules y quién sabe porqué, levantamos los pies en el aire. Algín hombre desconocido nos llenó las plantas de un líquido negro y viscoso, podría ser brea, podría ser pintura negra.
Y nos reíamos juntos.
Entonces, solo apoyé mi cabeza en su hombro.
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Salí del cine después de haber visto una película desconocida. Estaba totalmente hastiada del popcorn grande que me había comprado y si llegaba a casa con el problablemente mi mamá iba a matarme.
Afuera me encontre con Iolanthe, entre la multitud de vendedores que hay en la vereda.
Nos saludamos y le regalé la caja grande de palomitas de maíz.
El sabor dulce-amargo no se me fue en toda la noche.

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