sábado, 7 de abril de 2012

Los Feriados & Yo

Entonces, mi plan es sobrevivir. El ruido que hace el teclado casi a la medianoche suena como la Segunda Guerra Mundial pero no puedo hacer nada al respecto. Mañana por la noche se habrá terminado Semana Santa y el lunes regresaré (¿triunfal?) a la universidad. Esta semana tengo un examen de Psicología Social y de Historia del Perú antes del siglo XVIII. No tengo problemas con lo segundo, pero una de las lecturas de Psicología Social es tan clara y fácil de entender como un acertijo en chino cantado al revés.
Pero las cosas van bien, si es que se sabe qué significa exactamente el término 'bien'.
Este Jueves Santo que acaba de pasar me dediqué a recorrer las siete iglesias (acto común en la tradición católica. No soy católica, pero no me parece malo y en realidad me agrada) y en cada una pedía por mis déficit espirituales. Hablé con Dios todo lo que pude, pedí mucho por mis amigos, por mi familia, por mi débil estado espiritual y por mis menesteres amorosos que he decidido guardar pacientemente en una caja, sin ánimos a tocarnos ni hacer nada al respecto que no sea esperar a que las cosas mejoren y los finales dramáticos, interrumpidos y tristes se alejen de mi. Jaja, ardua tarea para el destino.
Vivo gracias a mis dosis de Coca Cola diaria y poco a poco voy sintiendo el peso del cansancio -que no es mucho- acumulado. La universidad no es un lugar horrible y las personas son asombrosas y agradables (en su mayoría) y hasta ahora ya tengo amigas y amigos que se han unido a esta loca y retorcida historia que es mi vida. No puedo quejarme de nada, amo la universidad, estudiar le da un motivo a mi vida, pero a veces me gustaría dormir una hora más los martes, porque mis clases comienzan a las siete de la mañana.
Me he alejado de este blog con el paso del tiempo, pero es lo más natural. No tengo demasiado qué contar, a menos que alguien desee que profundice sobre la tragedia y a pesar de todo, la felicidad de mi existencia actual. Sector amoroso interrumpido en un vacío abandonado y triste que se basa en ser ridículamente realista, analítica e indiferente a las emociones fuertes que puedan sorprenderme.
En términos coloquiales, una bruja sin sentimientos. Pero no, no vayamos a extremos.
Estoy por terminar el tercer libro de Millenium. Es una obra de arte, creo que lloraré cuando lo termine y algo en mi vida dejará de tener sentido. La trilogía Millenium me ha acompañado en estos últimos meses de cóctel mental y vida nueva. Nop, no me quejo.
Viva la vida.


Con cansado amor,
Requiem.

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