Qué dulce es el vino y qué amarga es la vida
en la ausencia de luces nocturnas
y el arrullo, susurro materno de una botella
No quema el olvido carismático por la garganta
en el ardor de una pasión extraña
pero hay vacíos tan extraños en la entraña
fusionándose con la infelicidad de mi alma
Bello es el aroma de una tristeza hecha demencia
en el intento dulce del muerto
para ser la vida, el amor y el poema
siendo solo un cadáver, que duerme en mi melancolía
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