sábado, 25 de diciembre de 2010

Tango

Papá: Pero si te quieres pasar de elegante... hay algo que debes saber
bailar.

Jaime: ¿Vals?

Hija: ¡Vals!

Papá
: No... TANGO.






Hay una mágia indescriptible en la música, definitivamente en todas las manifestaciones de la misma. El mínimo movimiento, la nota más afinada o el bemol equivocado, un sostenido que no suena como debería... absolutamente todo porta un hechizo propio, una historia, ya sea con o sin sentido. Y de la mano de la música está el baile, otro libro que también tiene sus muchas ramas y páginas de diferentes nombres. Hablábamos hace unos días acerca de música durante el almuerzo, Jaime, Laurence* y mi padre. Fue entonces cuando tocamos el tema del tango, según un comentario que días después leí, uno de los bailes más elegantes, más detallistas y perfectos que puede existir y porqué no decir, de los más complejos. Logré enlazar mi pierna con la pierna de Laurence, entonces, para expresar la pasión que sentíamos por el tema, ambos amantes del tango, él mucho más que yo. Días después logré comprender más ampliamente la belleza de aquella música, la unión de notas y pentagramas que resulta en una mezcla tan sublime como salvaje, para congelarse de la impresión o encenderse en las llamas de nuestros deseos más ocultos y las ternuras que no logramos expresar a manera completa.
Yo misma no tengo las palabras exactas para definir o expresar qué es el tango en sí, quizás salvo magia, teletransportación y Nirvana.
Quien tenga el don de bailar tango con gracia y sentimiento, mis mayores respetos, mi mayor admiración.
Escuchen tango, se los ruego, tienen que sentir la fuerza de la música, el desgarramiento espiritual. Obras recomendadas:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin duda, los añadiré a mi "biblioteca" personal, como he hecho con tu blog : )