lunes, 20 de diciembre de 2010

"En éste caso, no podría decir que eran montañas de nieve. No, porque las montañas son puntiagudas, algo feas, sinceramente me parecen malas estéticamente, estan desniveladas y no tienen nada de agradable salvo una majestuosidad especial. En éste caso, eran colinas de nieve, sus partes más altas eran hermosamente esféricas, formadas, muy agradables a la vista a comparación de sus viejas primas las montañas. Lo curioso de éstas colinas era que la nieve no solo estaba estática, si no tibia. Jamás me las imaginaría frías, me dan ganas a veces de estar allí mismo para saber si son lo que aparentan. Aunque de alguna manera estaría incorrecto, ésta clase de colinas no son para escalarse, menos para sentirse con detalle y detenimiento.
Había, más bien aún hay, un valle completamente oscuro entre éstas perfecciones, angosto, casi sin más terreno que un estrecho camino hacia la nada, quizás algo mucho más complejo que las colinas en si..."




- ¿Miguel?


Salí de mis cavilaciones y levanté el rostro, Paola me observaba por detrás de sus gafas de secretaria. Arrugó la frente y se abrochó más la blusa blanca del colegio.

-No solo no me has escuchado- dijo ofendida y comprensiva al
mismo tiempo -Si no también me has enseñado para hablarte, debo de dejar los
escotes.

Desvié la mirada, acorralado de manera vergonzosa. "En fin" pensé "Siguen siendo las mejores colinas que he visto en toda mi vida".

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