jueves, 30 de agosto de 2012

Hemorragia

Yo pinto por las noches, cuando hace frío y cuando llueve, pero también pinto cuando hace sol, con las manos hundidas en la tinta de la memoria, las uñas repletas de mugre, los años encima, por más que no tengo nada más que un par de relojes colgando de mis costillas.
Tengo pinceles de todos los tamaños, con cabellos de elefantes y con pestañas de hadas de bolsillo, tengo pinceles también que están partidos, porque el arte también es algo que también está herido. 
Pinto en medio de las macetas y las violetas, pero también pinto apoyada en la pared blanca del recibidor, uso un viejo atril de violín triste como caballete porque el día que la inspiración se muera de cáncer, llorará monedas con la misma rapidez que los bancos, que de por sí ya están bastante enfermos. 
Ah, pero yo pinto todo el tiempo, a veces sin pinceles, a veces sin manos manchadas ni uñas partidas por la mitad, a veces sin regocijarme en la mugre que arrastra un trabajo bien hecho, como quien nace rodeado de vísceras y sangre amorosa. 
Pinto pensando en las personas, pensando en ella, pensando en él, pensando en ellos, en nosotros y en ustedes y casi todo el tiempo, pinto pensando en nadie, porque del vacío nacieron las mejoras obras. Del vacío y de las manchas y los errores. 
Yo pinto con amor y con tristeza, con dedicación y con escupitajos usuales de la más cruel indiferencia, pero no hay esquemas ni fórmulas para explicar cómo se sangra el arte, ni la belleza ni la inspiración. 
Uno simplemente se queda ahí, sentado, con las manos ocupadas.
Preguntándose qué tan largo es el camino espinoso del alma hacia la hoja de papel.


B. 




2 comentarios:

Unknown dijo...

Hay cosas que no supero, tus escritos, tu tracklist y la muerte de Mufasa.

Reinhardt Langerhans dijo...

En respuesta a tu última oración, quizá el camino estrecho del alma al computador es casi tan efectivo como el camino espinoso a la hoja de papel.

Excelente escrito, Réquiem.
Saludos y excelente fin de semana.