martes, 28 de agosto de 2012

El Silencio

"Ocurre que cuando las palabras no bastan, cuando ya no son capaces de transmitir lo que el afecto hace vivir, enton¬ces estamos amando en plenitud. Y cuando las palabras no son capaces de manifestar lo vivido apelamos al símbolo, lo que es otra manera de callar. Ofrecer un símbolo es "no hablar" o, más bien, buscar que una cosa o un gesto hablen por nosotros. Eso es precisamente lo que hacemos en la liturgia; el lenguaje simbólico es el lenguaje del amor que rebasa las palabras [...] Cuando dos personas que se quieren callan y simplemente se acompañan, sienten que se están amando en profundidad".

Gustavo Gutiérrez
Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. Una reflexión sobre el libro de Job. 
Lima, 1986 


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