jueves, 2 de agosto de 2012

Agosto


Qué honesta es Lima cuando llueve.
Como si por un momento le dejáramos de importar.
Entonces, se pone honesta, sincera; todo lo que nunca ha sido ni será.

Llueve por la madrugada, llueve por la noche, llueve por la tarde. 
Y antes del amanecer se escucha el agua que corre.

No tanto por las calles mugrientas de la ciudad 
pero sí por las ventanas y por las grietas de las paredes.


Tal como son las cosas, el invierno de Lima es diferente a los demás 
te come mientras duerme, se te mete por debajo de las uñas 
y cuando despiertas tan triste, tan azul y gris 
no sabes si echarle la culpa al pasado, al frío y a la serotonina 

O aceptar que no importa el porqué sucedió. 
Lima al final, nos comerá a todos. 
Y no quedarán ni siquiera los huesos de lo que fue la felicidad.
No quedará ni siquiera el polvo de una risa. 
Nada. 


1 comentario:

~Vero~ dijo...

cómo haces para escribir así de lindo? me dices tu secreto?