"Aún si siente certeza, es una emoción, no un hecho". Nunca le conté a nadie lo que la película La Duda significó para mi. Más que fascinante, más allá de ponerme de pie en medio de la oscuridad del cine y decir que fue una buena película, hacer mis hipótesis sobre un posible premio y retirarme a casa sin sonreír.
La Duda es una de esas películas que algunas personas no suelen comprender, otras subestiman y estamos los que nunca más la dejamos ir, porque tuvo dentro del guión y la historia, algo de nosotros mismos.
La Duda es una de esas películas que algunas personas no suelen comprender, otras subestiman y estamos los que nunca más la dejamos ir, porque tuvo dentro del guión y la historia, algo de nosotros mismos.
Después de haberla visto cinco veces, sigue pareciéndome tan fresca como la primera vez, ni tibia ni caliente, como quien flota entre una fiebre y un calor de felicidad.

Miraba la película y pensaba en lo que nos une. No es solo la convicción en algo, tampoco la fe, pero sí el miedo y la duda; las personas se unen una con otras cuando están solas y no saben hacia dónde se dirigen. ¿Cuántas veces me ha pasado? ¿Cuántas veces me he aferrado a los bordes más cercanos porque las cosas se estaban desvaneciendo y me encontré en el camino con personas que llegué a querer tanto?
Cuántas veces hemos buscado a alguien en vez de resignarnos a estar solos y permanecer así, con nuestros vientos helando aquellos abismos internos.
Sigo teniendo problemas para hablar por las noches, me vuelvo tartamuda y escribo poco, lento, pero intento remediarlo. De la mejor manera que puedo, solo quería decir lo mucho que significó La Duda para mi.
Hay cosas que llegan cuando no las esperas, pero sí en el momento en donde más las necesitas.
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