sábado, 10 de marzo de 2012

Aceleraciones

No  estoy segura si es el nerviosismo escondido bajo mi capa de indiferencia y de todo-me-llega o mi falta de tiempo la que me ha separado de mi blog de una manera bastante usual. La última vez sentí este distanciamiento fue cuando me castigaron (si es que alguna vez funcionó) el año pasado porque "tenía que dedicarme a mis estudios" y pasé mucho tiempo leyendo en mi habitación novelas y poemarios, rechazando toda clase de formularios y separatas científicas sobre el peso de los cuerpos. En todo caso hasta ahora no he recibido las graves consecuencias de haberme tomado mi educación del colegio un poco a la ligera. Nunca fui una mala alumna pero las buenas notas me sirvieron para ingresar a la universidad. No es por alardear, pero a veces me preocupa mucho cuando los padres insisten en que sus hijos deben de encerrarse a memorizar hojas para ser los número uno de su generación. Vamos, padres, yo nunca hice tal cosa y no me ha ido mal en esta vida, mucho menos en el sentido académico. 
Riéndome (por primera vez ante cámaras) con Giani. 
Pero ese no es el punto. 
Poco a poco estoy abandonando mi coraza de indiferencia hacia las personas. Anoche vino Gianina y estuvimos hablando de la vida y comiendo popcorn y semillas en mi habitación hasta las nueve. Siempre me alegra reunirme con ella y retomar los viejos años cuando nos conocimos y teníamos trece. Hace unos días regresé donde una frustrante psicóloga que pensé que podría funcionar y salí igual que la primera vez, de muy mal humor. De verdad jamás había conocido a un 'profesional de la salud mental' tan irritante. Cada cosa y error que cometo, es una razón para que diga que soy un ser humano de categoría moral subterránea. No pienso regresar a su casa-oficina nunca más, creo que no va a funcionar ni en mil años. Extraño mucho a mi psiquiatra, espero que no piense que me he retirado del tratamiento por cobarde o por irresponsable. Hablando de doctores, también tengo que ir a mi dentista uno de estos días.
¡Y bien! La vida. El lunes comienzo clases en la universidad y como ya dije, estoy ansiosa, a la expectativa y de bastante humor humor. No siento miedo. Últimamente siento que nada me da miedo.
Estoy leyendo un libro bastante profundo llamado La Pianista. Hasta donde he llegado, lo recomiendo a todas las personas que gusten de narrativas densas y analíticas. Es bastante bueno, me estoy divirtiendo de lo lindo.
Me retiro. Tengo que tomar un autobús hacia un cafetín cerca de casa porque voy a tomar desayuno con unas amigas que no veo desde hace mucho tiempo. Poco a poco abandono mi idea de aislarme y pienso que no es buena la soledad, pero a veces es necesaria para esclarecer las ideas.




Con amor, 
Requiem. 

1 comentario:

Reinhardt Langerhans dijo...

"[...] no es buena la soledad, pero a veces es necesaria para esclarecer las ideas."

Estoy de acuerdo contigo. A mi igual me ha pasado que requiero un poco de aislamiento para esclarecer menesteres que rondan mi psique :)

¡Un saludote desde la mañana mexicana!
Y mucho éxito para mañana en el Universidad, señorita Réquiem n.n