martes, 24 de agosto de 2010

Nota #2

Desde: Laboratorio del colegio.
Clase: Computación



-¿Por qué a ella le gustaría alguien como él?
- Fácil.
-…
-Por la ley auto-destructiva del ser humano.

Anoche mientras trataba de sobrevivir a un fatal dolor de cabeza en el taxi, pensaba en cuántos problemas podemos conseguir en menos de una hora. Es más fácil destruir que formar, pueden preguntárselo a los monstruos y a los terroristas.
Pero no quiero alejar del mundo real, del crudo y delicioso invierno limeño. Nadie está contento con lo que tiene, por eso que las chicas de cabello ondulado se lacean (cof cof) y las lacias se hacen rizos como si eso ayudara a ocultar los restos de lo que era antes el cabello original.
Lo mismo pasa con las personas en general. ¿Cuántos cambian su forma de actuar momentáneamente solo para ahorrarse problemas o buscarlos? No sé, no puedo dedicarme a contar a la gente que sufre de dilemas o frustraciones, pero tengo una leve idea que millones en éste contaminado mundo piensan en sus problemas y en su pasado por lo menos tres veces al día o más.
¿Yo estoy contenta con lo que tengo? Debería, maldición… yo debería de estar ya satisfecha con todo lo que he hecho hasta ahora. Ya sean mis maldades necesarias o mis bondades sorpresivas… debería de estar feliz. Aún sigo pensando en porqué anoche sentí el siempre maldecido golpe de la tristeza, sumado con un dolor de cabeza y una ansiedad sin nombre.
Debe de ser cosa de clima, quizás me faltan mis medicinas.
Quizás son mis delirios de lunes. Seamos sinceros, ¿Quién demonios se siente bien mentalmente los lunes?
Mejor sigo atendiendo a clase. Ya entendí.


PD: Sí... sigo castigada.

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