Sí. Efectivamente tenemos nuestras propias razones para odiarnos.
Y a pesar de eso la forma amigable de tratarnos en demasiado convincente.
Yo quiero desaparecerte y tú a mi.
Podríamos arreglarlo de muchas maneras.
Pero no optamos por ninguna, seguimos con esta amistad farsante y que es solo una mentira.
Nos sonreímos y hablamos ocultando el veneno.
Nos sonreímos y hablamos ocultando el veneno.
Yo te odio.
Tu me odias.
Sigamos pretendiendo que solo somos amigas.
Lo único que ambas queremos, es encubrir lo que sentimos una por la otra.
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