Algún pintor totalmente demente, pintó nuestra historia en un cuadro y se encargó personalmente de mandármelo. Lo observé en silencio, analizando las grises pinceladas de un cuento que jamás tuvo un final definido.
Un final alternativo.
Que mas da.
Detrás del lienzo se observan susurros y ecos de frases pronunciadas y pasos que ya no logro escuchar. Imágenes difícil de recordar y rostros borrosos que se pierden en el silencio. Pensar más en ello causa un dolor insoportable que arde... pero sin él sería casi imposible vivir. Solo quedan restos de algo que antes era bello y tan reconfortante. Quedan restos, ruinas descoloridas y que son solo recordadas por mí.
Las trato de arreglar con mis manos, pero me tiemblan y todo se derrumba.
De nuevo.
De nuevo has vuelto a empujarme al vacío después de un amistoso abrazo.
Todas las cosas que ignoras... todas las cosas por las que me haces pasar, y lo mejor (y quizás peor) de todo es que jamás sabrás todo.
Siempre voy a ocultarme cada vez más de ti. Te lo has ganado. Nos lo hemos ganado.
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