Fueron años. Muchos años y nunca pensé que todo llegaría a un abrupto cambio. Siempre estuve convencida que terminaríamos de la forma en que todas terminan. Fotos en sepia, un marco elegante, una caja llena de cartas mandadas en clase y ecos de risas que acontecían todos los días.
Pero no fue así.
Ahora que no estás me pongo a pensar que te extraño entrañablemente.
No bastó con ver como la ciudad se transformaba en un pueblo fantasma cuando me dijeron que te ibas.
Hay oportunidades de verte de nuevo, lo sé, hay demasiadas... pero no es lo mismo.
Hay oportunidades de verte de nuevo, lo sé, hay demasiadas... pero no es lo mismo.
A pesar de todo tu risa existe en los pasadizos y la suelo escuchar, me río con tu recuerdo. El sonido de tus cosas cayéndose en el salón me sigue y qué decir de las cartitas en clase que aún conservo.
No volverá a ser lo mismo sin tí ahí.
Terminaste siendo una parte muy especial. Y cada vez que lo recuerdo duele.
Duele más de lo que pensé que dolería.
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