sábado, 2 de noviembre de 2013

En 1994

Diecinueve años cumplidos exactamente a las dos y veinte de la tarde de hoy, dos de noviembre. Esta mañana me levanté después de haber tenido una pesadilla, otra más que agregar a la lista, pues últimamente lo único que tengo son estos sueños que en sí solo son conversaciones cargadas de tristeza, y pensé que bueno, en fin, qué se va a hacer, diecinueve años cumplidos ¿Y ahora qué es lo que sigue? 
Pero acabé acompañada de dos personas muy importantes para mi, sentadas las tres en un bar cercano a casa, chocando copas, el rostro adormecido, mi cerebelo pervertido, flashbacks inoportunos en medio de conversaciones que se atragantaban con risas y entonces me di cuenta que estaba feliz, muy feliz de haber cumplido diecinueve y de estar acompañada por personas que me querían de verdad. 
Hay algo curioso. Recién a esta edad encontré que cosas como lo de hoy, ese almuerzo en una mesa cubierta de migajas, cervezas heladas y la voz de mi padre contando por enésima vez la misma anécdota de mis primeros años de vida, mi madre tomando fotografías mientras finjo que no me doy cuenta y me tapo el rostro, ellas riéndose y sonriéndome, son únicas en el mundo.
Diecinueve años. El inicio de mi último año en la famosa 'base diez' y la verdad no sé qué decir. Escribo algo porque es mi cumpleaños y es verdad que algo extraño y curioso se me ha quedado de este alegre día pero no estoy segura de cómo expresarlo. Es posible que no sea necesario. 
Gracias a todas las personas que me han llamado, saludado y abrazado el día de hoy. Aquí, con el pulso acelerado por el alcohol y una larga noche de trabajo universitario por delante, soy feliz. 
Una página más en el libro. 

1 comentario:

Reinhardt Langerhans dijo...

Saludos, un abrazo y que venga otra ronda por tu cumpleaños, camarada Ramoskov~

Llegaremos ambos con bien a ese maléfico conjunto de dos decenas de edad ;)