No siento mis piernas.
La oscuridad de mi cuarto es difusa.
Dosis. Diagnosis. Aragnórisis.
Tengo sueño y sueños.
Tengo hambre de violencia.
Tengo violencia de puro sueño.
Detesto despertarme en la cama,
por lo menos sin ese par de omoplatos que me entibian la risa.
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