viernes, 7 de noviembre de 2008

Feliz cumpleaños Requiem

Domingo dos de noviembre. Hacía frío, papá estaba en Buenos Aires. Y era mi cumpleaños. Salí con mamá a tomar desayuno y en la fila conocimos a una mujer de 23 años con su hija. Compartimos la mesa que nos dieron a nosotras primero y comenzamos a hablar.
-¿Y cuantos años tienes?
-23
-Eres muy joven ¿Y tu niña?
-Si es verdad. Tiene seis años, cumple siete mañana ¿Y su hija?
-Catorce hoy día
-¡Oh vaya! Nosotras salimos hoy... ultimamente hemos estado mejor
-¿Ocurrió algo?
-Ya hace casi un año que me divorcié
-¿En verdad?
-Mi esposo tomaba mucho y me golpeaba muchas veces
-Por lo menos ahora usted y su hija están bien ¿No?
-Si... mi esposo le decía a mi niña (bajó la voz) que yo tenía la culpa de que nadie era feliz en casa y mi hija me decía que no me quería y a veces tenía que dejarla llorando en el nido, porque me dolía
-¿Y ahora?
-La llevé al psicólogo y está mucho mejor. Ahora nos queremos mucho
-¡Oh que bien! ¡Me alegro por usted!
-Gracias.
La niña me cogió el pelo y sonriendo me dijo.
-Ahora no soy mala. Yo quiero a mi mami ahora
Esa mañana de mi cumpleaños, aprendí que uno nunca sabe de que habla hasta que lo siente, aquella mujer tenía las cicatrizes del dolor que su esposo le había causado en su manera de hablar, detrás del maquillaje y sus lentes de contacto.
Me enorgullece saber que hay personas que aún pueden salir adelante.
Gracias por darme esas ganas de imitarlas.