
Eso me hace pensar que todos mis errores, mis caídas y mis manifestaciones de torpeza (sí pues, hay que decir la verdad) tienen una razón de ser. Lo mismo ocurre con las personas que conozco, esa gente que me marcó la vida de una manera u otra y las que insulté tantas veces en silencio o con la mirada, tienen una razón de estar en mi vida, me guste o no.
Es algo muy místico pensar que todo tiene una razón de ser ¿No? Que en algún libro viejo están escritas las historias de las vidas de todos nosotros y a la mínima acción, todo cambia radicalmente. Es tan fácil como elegir donde almorzar o qué carro tomar, qué estudiar o qué asiento tomar en tu primer día de colegio.
Si yo no hubiera decidido sentarme al lado de la chica delgada de cabello negro hace más de cinco años, nunca hubiera conocido a Arianet ni hubiera llegado a reflexionar sobre la vida adolescente. Si no hubiera elegido ciertos horarios, ciertas clases... no sabría de la vida y quizás no estuviera acá, contándole mis reflexiones a nadie en especial, simplemente manteniendo un lugar donde liberar ideas.
Todo está escrito.
Ninguno de nosotros puede escapar de sus propias páginas.
1 comentario:
Ese libro es genial con todas las letras.
Un beso!
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